ourense, 23 de marzo de 1983
En una ciudad donde el suelo se mueve, pero no como en las otras ciudades, con el acompañamiento de hombres y de cosas, sino personalmente, como reclamandose, con inusual rebeldia para lo que suele ser propio en un suelo...
En una ciudad secreta, sin secretos, porque, excepto el cielo, todo lo mas terrible esta a la vista; y cuando esto sucede, sucede como cuando un vivo presiente, con ironica certeza, que va a morir pronto y no tarde, y miente...
En una ciudad extraña, que me es como todas las ciudades, he consentido el mas lento amanecer, casi ha sido amanecer parado. Del negro han alumbrado blancos, fracasados antes siquiera de que hubiese luz, construyendose edificios y otras cosas mas tarde, precisamente, aun sin color, o mejor, del color muerto con el que los sueños se recuerdan. Sucedia un frio neutro, adentro, pero que afuera era imposible de quieto que estaba, y por eso me atrevere a concluir que no hacia frio. Y como un aviso de lo que ya estaba, una campana inesperada anuncio una hora que se iba desvaneciendo a cada apelde, ocultandole algo sombrio al tiempo, que fue el ultimo en llegar.
Y con mi dedo podia moldear el humo, o la niebla, o el vaho... eso blanco.
En una ciudad secreta, sin secretos, porque, excepto el cielo, todo lo mas terrible esta a la vista; y cuando esto sucede, sucede como cuando un vivo presiente, con ironica certeza, que va a morir pronto y no tarde, y miente...
En una ciudad extraña, que me es como todas las ciudades, he consentido el mas lento amanecer, casi ha sido amanecer parado. Del negro han alumbrado blancos, fracasados antes siquiera de que hubiese luz, construyendose edificios y otras cosas mas tarde, precisamente, aun sin color, o mejor, del color muerto con el que los sueños se recuerdan. Sucedia un frio neutro, adentro, pero que afuera era imposible de quieto que estaba, y por eso me atrevere a concluir que no hacia frio. Y como un aviso de lo que ya estaba, una campana inesperada anuncio una hora que se iba desvaneciendo a cada apelde, ocultandole algo sombrio al tiempo, que fue el ultimo en llegar.
Y con mi dedo podia moldear el humo, o la niebla, o el vaho... eso blanco.
6 comentarios
lola -
lola -
digo, yo estoy en una ciudad que no se ni cuando estalla... por ahi se mueve y no me di cuenta....
ahora que lo pienso ¿era la ciudad o yo?
jose -
salut i força al canut!
G. -
Marianita! -
De vez en cuando siento temblores bajo mis pies, y si todo está muy quieto sospecho.
Camino por ella, como una equilibrista (pero sin cuidado) , tropiezo y hasta me caigo... y vuelvo a levantarme. A pesar de todo y aunque no es muy firme, ella siempre está ahi... apoyando, sosteniendo, animando mis pasos...
Marianita! -